David de Miranda a hombros en Ayamonte

Plaza de toros de Ayamonte, media plaza, mil personas, en tarde de calor agobiante. Novillada sin caballos. Ganado de Manuel Ángel Millares, de perfecta presentación y potable, el tercero premiado con la vuelta al ruedo, primero bueno, segundo manso, tercero bravo y encastado con mucha movilidad, cuarto justo de fuerzas, quinto mirón y sexto noble y a menos. Juan Sólis «El Manriqueño» de burdeos y oro Gran ovación con saludos tras dos avisos y palmas tras aviso David de Miranda de verde y azabache Oreja tras aviso y dos orejas Juan Ramón Jiménez de verde agua y oro Dos orejas y dos orejas y rabo. Juan Ramón Jimenez fue declarado triunfador del festejo recibiendo una muleta y conservas marineras donadas por la marca USISA amén de una funda de capotes, David de Miranda y Manriqueño recibieron el lote de conservas y el bolsón para el capote. Juan Ramón Jiménez y David de Miranda abandobaron el coso a hombros.

La empresa Tauroluz, Jesús Medrano y Guillermo García Palacios, supieron mantener el espíritu del certamen Huelva Busca un Torero y organizaron este festejo en la asolerada plaza de toros de Ayamonte esta novillada donde se respetaba la idea original y aún se lleva a término, las cuadrillas eran las mismas que torearon gratis en Huelva y en Paterna del Campo, una ganadería de las que colaboraron con mejor son en el certamen, mulillas, banderillas…, sin duda la gente del toro de Huelva que sabe dar la cara en las duras y estar en grandeza en las maduras.

Y abrió plaza un negro eral de Millares y Manriqueño supo estar a la altura del buen ejemplar de criador triguereño, ningún tonto era el animal, un eral con dificultades que el sevillano supo resolver a partir sobre todo del atragantón que sufrió a mitad de faena, Tiene oficio y valor, sus mejores formas la muestra cuando se embragueta como le sucedió en este primero novillo, buenas series con la derecha, toreo fundamental y un múltiple fallo a espadas impidieron un triunfo contante del de Villamanrique de la Condesa. Al cuarto le supo esperar, al endeble animal había que esperarlo y eso hizo el torero después pedir de paciencia al resptable, poco a poco lo fue metiendo en el zurrón y al final supo arrancarle los muletazos que el preciso eral tenía dentro, otro mitín a espadas le impidieron tocar pelo en Ayamonte.

Salió en segundo lugar un colorao, manso de condición que se dejo, ahí fue Miranda, valiente, dispuesto desde el quite y la respuesta a Jiménez tras el quite del choquero, en banderillas cumbre Corralejo y Juan Cañaveral, Confirma expectativas el triguereño, que lucía un terno verde regalado por Israel Castilleja, aquel «Triguereño» que bullía por las plazas a mediados de los noventa. Sus enormes virtudes tapan sus lógicos defectos, aquellas, la virtudes, son quietud, valor sin cuento y una condición innata de saber resolver delante de la cara del burel, Luego, los defectos, la falta de toreo de salón que da soltura en oficio y el manejo de los trastos, el estar a merced de los erales y cierta indolencia en las maneras.Repetimos que todos los defectos lógicos de quien lleva cuatro festejos toreados en su vida quedan eclipsados por la inmensa torería de un hombre de conceptos puros, la mano siempre por debajo de la pala del pitón, las zapatillas clavadas en el suelo y el trazo largo de una muleta poderosa, además mata por arriba y tiene al paisanaje a favor, más de trescientos triguereños en los tendidos lo corroboran. Una oreja premió su labor ante un eral que no era su enemigo ideal. Al quinto, le corrió la mano con gusto, se sentía torero en cada muletazo, brindó la faena al ganadero Manuel Ángel Millares, que sabe ayudar a su gente de forma generosa y discreta. El trasteo fue importante, la muleta corre en sus manos al velocidad justa del temple, sabe embarcar al toro y al natural surge la verdad eterna del toreo, una tremenda cogida que dejó grogui al chaval y las series finales enardecieron a los partidarios del torero sobrio y firme, Mato de verdad a la segunda, Dos orejas y el crédito incólume de quien tiene todo para triunfar en esta dura profesión.

Juan Ramón Jiménez fue el triunfador de la tarde, desde la larga cambiada al primero de su lote hasta la estocada de figura al que cerraba plaza ha demostrado la raza necesaria para andar en esto de ser torero. Disposición, una evolución que marcha a pasos forzados, y torería raudales componen a un torero serio, de mucho poder, de sentirse y hacer sentir el torero serio de la escuela rondeña. Hubo un redondo inverso al tercero de la tarde de quietud, temple y gusto magníficos. Se tira a matar los toros y así logró los dos trofeos del tercero de la tarde. Al sexto le formó un lío, un lío sin matices pero sin aspavientos, supo torearlo, cuando el eral se paró supo montarse en lo alto, cuajar al toro en las distancias justas en cada tempo de la faena, le corre la mano con decisión, templa con sencillez las embestidas del toro y resuelve con hombría de bien. Series a por ambos pitones, descubriendo las virtudes del toque y de la estaticidad, componiendo sin forzar. Mata de estocada seria como toda su labor y el triunfo es un clamor. Por cierto ahí vivimos uno de los momentos más emotivos de la temporada los padres de David de Miranda pedían las orejas al “rival” de su hijo, este es el verdadero espíritu de la gente del toro de Huelva, donde Juan Ramón es un puntal necesario que hoy se sacó la espina de la mala fortuna enla Merced aquel imborrable cuatro de agosto.

EFEIdealÁmbito Toros

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